El 20 de
diciembre de 1989 es una fecha imborrable en la memoria colectiva de los
panameños, no solo por quienes fueron testigos de la sangrienta Invasión
militar norteamericana en nuestro país, sino también por aquellos quienes
resistieron en las calles la asonada gringera en defensa de nuestra Patria o
aquellos que fueron víctimas de la masacre desmedida contra civiles panameños
inocentes del rejuego de poderes en la geopolítica imperial que se vivía en
nuestro suelo; hablamos de toda una generación de panameños que vieron como
desenlace final de los 21 años de dictadura militar, el derramamiento de
sangre, la violación de nuestra soberanía, la inmensurable violación de los
Derechos Humanos (de toda índole), la complicidad de la elite oligárquica en
contra de nuestro pueblo y la entrega cobarde y bochornosa del llamado “Hombre
Fuerte” de Panamá a agentes norteamericanos: títere predilecto de los aparatos
de contra-insurgencia y del narcotráfico estadounidense, auto-proclamado
General y heredero de la tiranía militar pro-yankee del dictador Omar Torrijos
Herrera y su doctrina de la Escuela de las Américas.
Es para nosotros, como juventud
revolucionaria y anti-imperialista, un deber moral reivindicar un año más de
estos lamentables hechos para que no quede en el olvido el verdadero
significado de conmemorar estas fechas: no dejar inconscientes, insensibles y
huérfanas de nuestra historia a las
futuras generaciones. Al respecto, es oportuno destacar el orgullo que
sentimos, y con firmeza señalamos, que esta juventud y el movimiento
estudiantil revolucionario ha conmemorado cada uno de los 25 años que hasta hoy
se cumplen de la Invasión militar estadounidense a nuestro suelo.
Desde el primer momento, en que como
jóvenes tuvimos que afrontar la dura realidad en que nos encontrábamos,
teniendo nuestra Universidad invadida y nuestras calles ensangrentadas,
rechazábamos la presencia militar en nuestro suelo. El valeroso ejemplo de
aquella dirigencia estudiantil que rechazo la presencia militar norteamericana
en nuestro suelo y dentro de los predios universitarios, sobre todo en las
difíciles condiciones en que nos encontrábamos los revolucionarios, se hace
presente en nuestros días.
Es imperioso reconoce los esfuerzos
del Gobierno Actual a través del Instituto Nacional de Cultura en promover esta
serie de actividades culturales y educativas al cumplirse 25 años de aquella
trágica fecha. Sin embargo, es fácil ver que por parte del Gobierno, estos
esfuerzos se limitaran exclusivamente a la Invasión militar yankee para
capturar a Noriega, ignorando la cronología de regímenes dictatoriales y la
espuria burguesía vende-patria que gozó, lucró y se desarrolló plena e
impunemente cual plaga capitalista a lo largo y ancho de todo el periodo
dictatorial torrijista-norieguista que sangro la dignidad de nuestro pueblo.
Al respecto, es necesario no solo
una campaña de concienciación coyuntural sobre el tema sino una revisión
integral y una actualización profunda de nuestros textos educativos en nuestros
centros de enseñanza y tratar de rescatar la poca conciencia de los estudiantes
panameños sobre estos temas; hechos de nuestra historia que han sido acallados
y censurados en nuestros planteles y textos educativos como parte de la
involución formativa y educativa promovida por el fascismo en el periodo de
Ricardo Martinelli para mantener en la ignorancia a la juventud estudiosa de
nuestro país.
Es por esto, que el FER-29 hace
necesario demandar del Gobierno Actual, que la cátedra de la Historia de
Relaciones de Panamá con los Estados Unidos sea uno de estos primeros pasos
destinados a fortalecer nuestra identidad y cultivar la memoria histórica en
nuestros jóvenes sobre estos trágicos acontecimientos.
Para nosotros, aquellos oscuros días
de diciembre tiene su reflejo en múltiples naciones del Mundo que aun hoy
enfrentan la arremetida Imperialista y resisten firmemente ante la maquinaria
guerrerista sedienta de horror, despojo y miseria que los Estados Unidos ha
desplegado por el planeta en franca guerra contra la humanidad misma.
No podemos reivindicar la memoria de
nuestros caídos sin entender el monstruo al que se enfrentaron. No podemos
concienciar a nuestro pueblo mostrándole una visión subjetiva de lo que creemos
que pasó aquella madrugada el 20 de diciembre, así como sus antecedentes; el
pueblo panameño merece la verdad de lo que ocurrió y no seguir sosteniendo la
misma campaña de silencio psicosocial apelando al olvido y al cansancio de los
desesperanzados.
Por lo que en esta oportunidad, como
jóvenes tenemos derecho a hacer los siguientes cuestionamientos:
– ¿Por medio de qué instrumento de derecho internacional, se hizo legal
una Invasión militar sangrienta en nuestro país?
– ¿Cuál era la opinión de la CIA y el gobierno de los Estados Unidos ante
el fraude electoral en 1984, un año después del ascenso al poder de Manuel
Antonio Noriega?
– ¿Cuáles fueron las adineradas familias, medios de comunicación,
empresarios y sectores de la llamada sociedad civil que servían y sostenían los
intereses de la cúpulas militar que sostenían al régimen?
– ¿Por qué los organismos internacionales que previamente se mostraron
activos aprobando el Embargo económico a Cuba, no fueron igual de beligerantes
a la hora de rechazar la invasión sangrienta a nuestra soberanía y contra
nuestro pueblo indefenso?
Por ejemplo, las luchas del movimiento obrero y sindical en contra de
las medidas económicas que afectaban a los panameños y que en muchas ocasiones
pusieron a temblar a la Dictadura, o las luchas estudiantiles en las calles
encabezadas por una dirigencia estudiantil revolucionaria y anti-imperialista
del FER-29, que pago con sudor y sangre la defensa de nuestra Autonomía
universitaria y el viraje gringero y pro-yankee que estaba dando la llamada
sociedad civil para justificar una agresión a nuestro territorio.
Al cumplirse 25 años de este genocidio cometido contra los panameños,
debemos crear conciencia de una cosa: el Imperialismo estadounidense crea sus
propios monstruos para luego colocarlos en naciones débiles como grandes
Tiranos y luego tener una excusa para arrasar sus pueblos y sus recursos.
Así hicieron con Saddam Hussein,
luego de engordarlo con armamento, logística y recursos para hacerle la guerra
a otros países, un día era un héroe y al otro un tirano. Luego vino la invasión
a Irak por unas armas nucleares que jamás existieron.
Así hicieron con Osama Bin Laden, entrenado
por la CIA y con estrecha colaboración del Pentágono como guerrillero talibán
contra la Unión Soviética. Luego lo hicieron culpable del auto-atentado que
hizo Bush contra las Torres Gemelas para justificar luego su invasión y
genocidio en el oriente Medio.
Y así hicieron con Omar Torrijos y Noriega
aquí: entrenados en la Escuela de las Américas, luego irrumpieron contra el
autoritarismo arnulfista para mostrarse los héroes de una Revolución que jamás
existió. Garantizaron el tráfico seguro de droga a Estados Unidos y luego se
hicieron tiranos cuando no les servían más. Es decir, nuestro Istmo fue un
laboratorio de armas y falsa-democracia útil a los Estados Unidos. Aquella
noche, panameños vendepatrias festejaban en las calles con banderas
estadounidenses la masacre a nuestro pueblo. Aún en nuestros procesos
electorales, lo primero que hace los candidatos antes de las elecciones es ir a
reunirse en la embajada gringa; lo siguiente que hacen luego de ganar una
elección es ir a visitar la Casa Blanca. Todo sigue igual.
Solo la determinación de justicia social añorada por
nuestro pueblo, sufrido y engañado, y su despertar en la conciencia patriótica,
nos dará Paz.
Y siendo conscientes de que no hay otro camino que la liberación
nacional y social por nuestros propios esfuerzos y sacrificios, del ajedrez
geo-político estadounidense, nos llevara a levantar esfuerzos sociales
determinados a lograr una sociedad sustentada en valores, principios e ideales,
y nos hará dignos de reconstruir sobre la historia de vejámenes contra nuestro
pueblo, un país democrático, libre y verdaderamente independiente. Lejos de ese
objetivo, seguimos siendo peones de la partidocracia criolla, siempre serviles
al Imperialismo estadounidense. Lejos de ello, estamos condenados a regresar al
ayer.
MORIR O VENCER!
FER FER FER!
Frente Estudiantil Revolucionario 29 de Noviembre
FER-29 PANAMÁ
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